Poesía, provocación y escatología
La oferta artística de Arco recoge tendencias tan variadas como inclasificables
I. LAFONT / I. SEISDEDOS 13/02/2009
Arco puede resultar extenuante. Hay quien lo atribuye al poder de succión de energía de la moqueta. Los menos místicos lo achacan al exceso de propuestas. De ahí que se haga necesario un mapa de balizas para orientarse en el océano de los estímulos visuales. Muchos menos, en cualquier caso que en otros años. Será el clima general, pero la feria se siente algo mustia, pese a que los galeristas ya pueden respirar aliviados; las ventas no están yendo tan mal después de todo. Será por la naturaleza de lo que han traído a la feria. Piezas que apelan por lo general a los instintos básicos del pequeño coleccionista y no tanto a los compradores de las instituciones. Por más que a éstos se les observe desde las galerías como una mezcla de aparición mariana y signo de euro con piernas.
Predomina la pintura. "Es normal, esto es una feria comercial y no una bienal", aseguran los expertos como si lo hubiesen aprendido en el catecismo en la tierna infancia. En otras palabras, un evento de estas características no se esfuerza en construir un canon artístico, sino en reflejarlo, casi masticarlo para el gusto del mercado. Lo que sigue es una selección de lo más sorprendente, relevante, provocador o directamente escatológico de Arco 09.
» 'Photo opportunity'. Es inevitable, casi irresistible, no desenfundar la cámara digital y retratarse junto al gigantesco camión de algo que parece hueso a simple vista y el artista Jitish Kallat (Bombay, 1974) ha titulado Aquasaurus. En realidad, el ingenio, casi de Los Picapiedra, está fabricado en resina y acero. Sea como sea, domina, con sus siete metros de largo, el espacio de la galería Haunch of Venison, que participa por primera vez en Arco. El supuesto esqueleto de dinosaurio sirve al artista como metáfora —a caballo entre la crítica y el humor— de la realidad social que vive India, país invitado en esta edición. Traducido: la obra trata el constante crecimiento de la población escasamente ayudado por las infraestructuras. Buena parte de los habitantes de sus megalópolis aún depende de los camiones cisterna que les abastecen de agua potable.
» La provocación de lo grotesco. Cuando José Martínez Calvo abrió su galería madrileña, Espacio Mínimo, todo un referente en creación emergente, todos sus representados eran jóvenes como él. Años más tarde, algunos de aquellos "jóvenes" han encontrado ya su hueco de pleno derecho. Si no, pregunten a Enrique Marty (Salamanca, 1969). Se hizo célebre con sus pinturas, vídeos, esculturas y fotografías escoradas hacia lo grotesco y lo deforme. De ahí procede su fama de enfant terrible. En Arco se muestra una de sus esculturas, Duel, 2008. En ella, una pareja de ancianos ve la televisión sin escatimar desprecio mutuo. Precio: 31.000 euros, vídeo incluido.
» Esther Ferrer, la juventud no es una cuestión de edad. Se podría definir como una mini retrospectiva. Una parte de la vida y la obra de Esther Ferrer, heroína del arte conceptual y persona fieramente fiel a sí misma, es lo que se puede contemplar en el espacio de EL PAÍS en Arco. Así es Esther Ferrer (San Sebastián, 1937), premio Nacional de Artes Plásticas 2008, y de esa manera, rabiosamente confesional, trabaja.
» La delgada línea entre cine y arte. La artista italo-germana Rosa Barba (Agrigento, 1972) usa el cine como materia prima de su expresión artística. La galería berlinesa Carlier / Gebauer muestra dos piezas que exploran esta relación. Western round table 2027 es una escultura sonora en la que dos proyectores conversan sobre cine a través de un diálogo fabricado de música con Ennio Morricone y Nino Rota, dos grandes autores italianos de bandas sonoras y melodías tarareables. En Waiting grounds, la artista documenta un episodio fascinante. El encuentro que en 1959 mantuvo en el desierto de Mojave (California) un grupo de intelectuales franceses con surrealistas estadounidenses.
» Poesía en los materiales de construcción. La obra de Cristina Iglesias (San Sebastián, 1956) es capaz de transmitir la emoción más delicada a través del uso de materiales pesados, industriales. Ése es el resultado que consigue en la escultura de hormigón y hierro de 1987 que puede verse en la galería Pepe Cobo.
» Irán explota. Sólo por lo exótico merecería una visita. Silk Road, la única galería iraní presente en Arco, se ha decantado por trasladar a la feria madrileña obra de un solo artista: Afshin Pirhasshemi. Su obra, magnética y discretamente provocadora, trae a la mente la pregunta inevitable. ¿Tras esos óleos de mujeres medio camufladas, se respira la libertad de expresión? ¿Pueden exhibirse estas obras en Irán? La respuesta es de Nicole Graf, directora de ventas de Silk Road. "Todas estas obras han pasado el filtro de los censores", afirma. Irán cuenta con una importante base de coleccionistas que fundamentalmente adquieren arte iraní.
» El toro de Arco. Lo kitsch también tiene cabida. La galería Álvaro Alcázar no ha dudado en colocar en el quicio de su stand la pieza Es Pain, un toro de abultados testículos fabricado en aluminio rojo iluminado con 300 luces de feria. El título es un juego de palabras que deforma la palabra Spain para, en un personal spanglish convertirla en algo así como "es dolor" —pain significa dolor en inglés—. La obra es Carlos Aires (Ronda, 1974), artista radicado en Rotterdam. Quizá lo recuerde como autor de la polémica foto de una campaña publicitaria en Austria, en la que tres personas desnudas, con caretas de George Bush, Jacques Chirac e Isabel II, simulaban un explícito trío sexual.
» Planeta escatológico. También hay islas para el compromiso conceptual. Una de ellas es la galería barcelonesa Nogueras Blanchard, siempre fiel a su nómina de artistas. En esta edición de la feria, además de una serie de dibujos de Ignacio Uriarte, una escultura de Ester Partegàs, exhibe un vídeo del cubano Wilfredo Prieto titulado Planetas en el que reinterpreta visualmente el movimiento del producto del metabolismo humano que flota en el fondo de un inodoro.
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