El Guggenheim de Venecia inaugura la fiesta del Futurismo en Italia
Los fastos y exposiciones con los que Italia celebrará este año el centenario de la vanguardia Futurista comienzan hoy con la inauguración de la muestra "Obras Maestras del Futurismo" en el museo Guggenheim de Venecia.
EFE
El Guggenheim Venecia recogerá hasta finales del año obras de los cinco firmantes del segundo manifiesto del Futurismo (1910), Severini, Balla, Boccioni, Carrà, Russolo, pero también de otros como Simone, Seffizi y Rosai, que el museo espera atraigan en los tres primeros meses a alrededor de 90.000 personas.
Italia entera, y sobre todo Milán, se volcará este año en la celebración de un movimiento de la vanguardia enamorado del progreso industrial y de la velocidad e intrínsecamente relacionado con la evolución del arte italiano.
Esta exposición celebra los cien años de la publicación del primer manifiesto del Futurismo redactado por el poeta Filippo Tommaso Marinetti en 1909 y que sentó las bases de este movimiento de vanguardia.
No obstante, el curador de la exposición y director de la Colección Peggy Guggeheim, Philip Rylands, sitúa la chispa que inició el movimiento en París, según dijo.
El manifiesto de Marinetti se publicó en el diario Le Figaro el 20 de febrero de 1909.
Según Rylands, el pintor Gino Severini, que sería uno de los firmantes del segundo manifiesto, de 1910, convenció a sus compañeros que acudieran a París para comprobar lo que se estaba cociendo allí, porque si no una muestra que estaban preparando para 1912 quedaría "muy provinciana".
Según el curador de la exposición, allí los jóvenes artistas italianos adoptaron el lenguaje del cubismo y otros movimientos que acababan de surgir.
París fue tan importante en el nacimiento del Futurismo que el Guggenheim ha decidido mostrar varias obras representativas del arte que se estaba haciendo en la entonces capital internacional del arte, de Delaunay y Wadsworth.
Rylands también se refirió a los matices entre las diferentes vanguardias y apuntó que mientras el Cubismo se identificaba con lo estático, los futuristas se interesaron por "el movimiento" y "lo dinámico", una búsqueda que los llevó a cultivar el arte de la fotografía.
Aunque la sede veneciana del Gugghenheim no mostrará ninguna fotografía en su muestra sobre el Futurismo, acogerá algunas de las obras cumbre de la vanguardia que nació entonces.
Entre otras, la "magnífica" obra llamada Materia, pintada por Boccioni en 1912, y Mercurio pasando frente al sol, terminada por Balla en 1914.
Según Rylands, el Futurismo trató de exaltar lo "nuevo" y lo "fresco" y abogaba por "prescindir" de lo antiguo.
Y por eso explicó que si los futuristas se levantaran de su tumba y vieran el panorama artístico contemporáneo se sentirían "excitados por obligación" con las nuevas tecnologías como "el video" o Internet, aunque quizá no les gustaría.
Italia entera, y sobre todo Milán, se volcará este año en la celebración de un movimiento de la vanguardia enamorado del progreso industrial y de la velocidad e intrínsecamente relacionado con la evolución del arte italiano.
Esta exposición celebra los cien años de la publicación del primer manifiesto del Futurismo redactado por el poeta Filippo Tommaso Marinetti en 1909 y que sentó las bases de este movimiento de vanguardia.
No obstante, el curador de la exposición y director de la Colección Peggy Guggeheim, Philip Rylands, sitúa la chispa que inició el movimiento en París, según dijo.
El manifiesto de Marinetti se publicó en el diario Le Figaro el 20 de febrero de 1909.
Según Rylands, el pintor Gino Severini, que sería uno de los firmantes del segundo manifiesto, de 1910, convenció a sus compañeros que acudieran a París para comprobar lo que se estaba cociendo allí, porque si no una muestra que estaban preparando para 1912 quedaría "muy provinciana".
Según el curador de la exposición, allí los jóvenes artistas italianos adoptaron el lenguaje del cubismo y otros movimientos que acababan de surgir.
París fue tan importante en el nacimiento del Futurismo que el Guggenheim ha decidido mostrar varias obras representativas del arte que se estaba haciendo en la entonces capital internacional del arte, de Delaunay y Wadsworth.
Rylands también se refirió a los matices entre las diferentes vanguardias y apuntó que mientras el Cubismo se identificaba con lo estático, los futuristas se interesaron por "el movimiento" y "lo dinámico", una búsqueda que los llevó a cultivar el arte de la fotografía.
Aunque la sede veneciana del Gugghenheim no mostrará ninguna fotografía en su muestra sobre el Futurismo, acogerá algunas de las obras cumbre de la vanguardia que nació entonces.
Entre otras, la "magnífica" obra llamada Materia, pintada por Boccioni en 1912, y Mercurio pasando frente al sol, terminada por Balla en 1914.
Según Rylands, el Futurismo trató de exaltar lo "nuevo" y lo "fresco" y abogaba por "prescindir" de lo antiguo.
Y por eso explicó que si los futuristas se levantaran de su tumba y vieran el panorama artístico contemporáneo se sentirían "excitados por obligación" con las nuevas tecnologías como "el video" o Internet, aunque quizá no les gustaría.
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