Cuando el libro es un arte

Un libro hueco que despide una lámina hecha de rollos de papel, una tapa de metal con un par de hojas transparentes escritas de forma irregular, un diccionario con su interior "comido" en forma de escalera caracol.
Matías Zibell
BBC Mundo, Alejandría
Un libro hueco que despide una lámina hecha de rollos de papel, una tapa de metal con un par de hojas transparentes escritas de forma irregular, un diccionario con su interior "comido" en forma de escalera caracol.

Cualquier amante de los libros podría pensar que su objeto más preciado ha sido profanado en masa, si no fuera porque estamos en uno de los templos más universales del conocimiento, la Biblioteca de Alejandría, donde se inauguró la Tercera Bienal del Libro de Artista.

Aunque el concepto es tan vago como para incluir catálogos de museos, libros de fotografías y textos ilustrados, el folleto de presentación de la muestra ofrece una definición que cierra -o abre- el debate: hablamos de un libro que ha sido concebido como una pieza artística.

En esta bienal que tendrá lugar hasta el 23 de mayo, España es el invitado de honor, pero también hay presencia latinoamericana. Raymundo Sesma, artista mexicano, recuerda a BBC Mundo que el libro es, básicamente, un medio que puede dar sorpresas.

"El recorrido habitual de un libro es de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo, pero cuando se confronta con el arte eso puede cambiar. El nuevo recorrido lo sugiere el mismo diseño del libro.

"Además -se pregunta Sesma- por qué el libro tiene que ser siempre de papel; puede ser un video. Puedo construir incluso un libro en una casa utilizando las paredes como páginas".

Barato y viajero

Aunque han existido libros ilustrados por siglos, el curador de la muestra especial dedicada a España, José Arturo Rodríguez, sitúa el surgimiento de la noción del libro de artista en la revolucionaria década de los 60's.

"El artista trata de encontrar en ese momento un medio de distribución más sencillo para su arte y un contacto directo entre él y el espectador", explica Rodríguez a los periodistas que asistimos a la inauguración.

A medida que recorremos las dos salas destinadas a la bienal nos dirán también que el bajo precio y su capacidad de pasar de mano en mano promovieron el papel del libro como vehículo del arte, en una función alternativa a la ejercida por galerías y museos por naturaleza estáticos.

En la exposición "Hojeando. Cuatro décadas de libros y revistas de artista en España", textos ilustrados por Salvador Dalí o por fotografías del director de cine Carlos Saura conviven con libros inflables, fotos surrealistas, dibujos psicodélicos y páginas con lemas tan inteligentes y disparatados como "Rompa a martillazos el aire que lo rodea. Luego salga tranquilamente".

En la otra sala donde se agrupan piezas de 49 artistas de 19 países también están presentes cuatro españoles, entre ellos Pamen Pereira quien ha escarbado escaleras circulares en tres libros: uno en blanco, un diccionario árabe-hebreo perteneciente a una escuela militar iraquí y otro diccionario de arameo.

"Yo trabajo más a nivel emocional que intelectual", dice la artista a BBC Mundo, quien se manifiesta además fascinada por la mezcla de culturas en general y en Alejandría en particular.

Interrogada sobre si es difícil encontrarle a este soporte de la literatura otra dimensión artística, responde sin dudarlo: "A la hora de trabajar con libros no hay ninguna diferencia. El arte es la libertad absoluta".

Rechazo y diálogo

Pero aunque los artistas se sientan cómodos alterando las funciones tradicionales del libro, eso no significa que los lectores siempre acepten estos cambios en un objeto tan sagrado e íntimo.

"Aunque se sienten atraídos por el trabajo manual, existe también un rechazo primario a lo que uno le hizo a un elemento que es muy importante para ellos", señala a BBC Mundo la artista chilena Carmen Paz.

Paz, quien trabaja sobre ediciones de libros tradicionales, agrega que a veces la han acusado de destruir un texto, pero esto en lugar de desanimarla la alienta a seguir trabajando.

"Yo creo que este rechazo lo que hace es dar pie para una conversación", entre el creador y el espectador, concluye la artista chilena.

Al fin y al cabo, este contacto sin intermediarios es lo que busca el libro de artista, un contacto en el que no está ajena la sensualidad como opinó Raymundo Sesma:

"No hay que olvidar que, a diferencia de una pintura, al libro lo podemos tocar y esto es siempre una nueva experiencia para el que se acerca a esta pieza de arte".

http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_7362000/7362357.stm

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