Un bosque creado a golpe de cincel
Las esculturas verticales del magnate suizo Simon Spierer llegan al Canal
ISABEL LAFONT - Madrid - 22/05/2009
Hay bosques mitológicos poblados de todas las criaturas que la imaginación sea capaz de crear y que sirven para soñar. El coleccionista Simon Spierer (Triste, 1926-Ginebra, 2005) construyó el suyo propio con las esculturas que adquirió a lo largo de tres décadas y que, hasta el 26 de julio, podrán verse en la Fundación Canal. Spierer, enriquecido con el comercio del tabaco, empezó coleccionando pintura pero, a la muerte de su esposa en los ochenta, vendió todos sus lienzos y se entregó a la escultura. Las 40 piezas de su colección fueron donadas en vida al Hessischen Landesmuseum Darmstadt. Todas, menos una que pesa dos toneladas y que no se desplaza fuera del museo alemán, forman parte de la exposición El bosque de las esculturas.
Spierer siguió unos criterios muy personales a la hora de adquirir obras, explicaba ayer María Espinosa Rodríguez, comisaria de la muestra: le interesaba, sobre todo, la verticalidad. "Empezó a acumular torsos y piezas verticales, hasta que se dio cuenta de que su salón cada vez se parecía más a un bosque, con esculturas alineadas hacia el cielo, como árboles".
Todos los grandes nombres de la escultura del siglo pasado están presentes en la colección de Spierer: Henry Moore, Constantin Brancusi, Alberto Giacometti, Julio González, Anthony Caro, Lucio Fontana... Aunque su intención no era construir una antología de la escultura del siglo XX, la colección se convierte en un recorrido por todos los grandes movimientos y tendencias de esa centuria. Cubismo, surrealismo, abstracción, arte cinético y nuevos realistas.
Aunque el visitante puede organizar el recorrido a su antojo, la comisaria destaca algunas piezas. La Dafne (1937) abstracta de Julio González se enfrenta a otra pieza, El bosque, de Germaine Richier.
Frente a las líneas puras de la primera, la segunda es un realista cuerpo de mujer carbonizado en plena metamorfosis para convertirse en árbol. También está Brancusi, con El pájaro en el espacio (1927), la pieza más antigua de la colección de Spierer. El artista más joven de la exposición es el francés Harald Fernagu, con la pieza El fusil del señor S (2002), en la que se adivinan claras influencias dadaístas y del arte pop. Además de González, también forma parte de la colección el escultor zamorano Baltasar Lobo, a quien se suele asociar con los movimientos poscubistas, con su obra Face au vent (1977).
El bosque de las esculturas. Fundación Canal. Hasta el 26 de julio. Entrada libre.
http://www.elpais.com/articulo/madrid/bosque/creado/golpe/cincel/elpepucul/20090522elpmad_19/Tes
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