Meritxell Cucurella-Jorba: “La poesía nos tiene que abrir mundos”

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La poeta de Els Hostalets de Pierola publica ‘La volumetria del neguit’, premio de Poesia Màrius Torres (Pagès Editors)

 

Francesc Bombí-Vilaseca 

Barcelona

 

 

“Hi haurà huracà, com sempre, / perquè no pot haver-hi en mi / cant sense huracà” (“Habrá huracán, como siempre, / porque no puede haber en mí / canto sin huracán”, escribe Meritxell Cucurella-Jorba (Pierola, 1973) en su último libro, La volumetria del neguit, premio de poesía Màrius Torres (Pagès Editors). Su poesía es un huracán que el año pasado ya había publicado dos libros más, Verticalitat i delinqüència (Fonoll) y Rareses i cares B (Universitat de Lleida). Poeta (con estos ya lleva once libros publicados), dramaturga, activista (fundó el Horiginal y festivales como Delicadeses-Art de Tros), y traductora (de Natalia Ginzburg o Alda Merini).

Desde el 2017 que no publicaba un libro y ahora ha sacado tres en un año...

Me dicen que es demasiado, ya lo sé, e iban a ser cuatro, porque uno se ha pospuesto. No estaba previsto a priori. No sabía que ganaría el premio Màrius Torres y que se publicaría en el 2021. Yo iba escribiendo con mi cadencia habitual, que es escribir mucho y rechazar mucho, y tenía previsto publicar solo Verticalitat i delinqüència, primero, pero los astros se pusieron de acuerdo y hacía tiempo que hablábamos de publicar un libro en la Col·lecció de Poesí Jordi Jové de la Universitat de Lleida, que no se sabía cuando saldría, pero ya va bien. Y aún hay otro, Mascançà, una obra de teatro que publicará Arola Editors, y que está previsto que salga en marzo.

En La volumetria... hay mucha música, está lleno de referencias de Nick Cave, Micah P. Hinson, Cigarrettes After Sex...

¡Sí, y habrá más! En el próximo libro todas las secciones están encabezadas por citas de Nick Cave, por ejemplo. Tienes que tener el cuerpo preparado por según qué música, y para la escritura de La volumetria del neguit fueron muy importantes.

"Este libro es una liberación, he puesto en él todas las cartas en juego, todas las cosas que a mí me interesan, me apasionan y me hierven la sangre”

Son poemas muy vivos, intensos pero dinámicos, y en cambio la música que les pone es a menudo lenta y hasta etérea...

Exacto. Este libro es una liberación, en el sentido de que me propuse poner todas las cartas en juego, todas las cosas que a mí me interesan, me apasionan y me hierven la sangre, y lo contraponía con todo lo que pasaba a mi alrededor. Pensaba: yo estoy aquí exultante de felicidad porque me estoy soltando con el cine que a mí me gusta, que es un cine destructivo, y una música oscura. Me gusta porque lo contrapongo con mi exaltación vital.

Son libros muy construidos, e incluso hay una especie de arquitectura.

Hay conceptos arquitectónicos, que siempre están muy presentes en todos mis libros, aquí ya en el título, con la volumetría o en el anterior era la verticalidad. Y yo no me estaba dando cuenta, hasta que me lo dijo mi hermana Montserrat, que es arquitecta. Me solté, hay renuncias constantes, o esta disidencia que se respira a los poemas. Una disidencia vital, de decir, “yo hago esto, yo no soy indiferente”. Tira adelante, a pesar de la incertidumbre, a pesar de la desazón.

Aun así, todavía hay lectores que leen poesía pensando que es no ficción...

Sí, creen que los novelistas se inventan vidas y personajes y los poetas hablamos de nuestra propia experiencia. Y no, claro. Hacemos literatura, los poemas tienen entidad propia, aunque haya nuestra vida. Por eso hago muchos guiños y muchas trampas, como comenta Jaume Pont en el estudio que hace al final que es como la traca al final de los fuegos artificiales, fantástico y excesivo.

"La poesía es una pulsión y detrás hay una fe ciega en todo lo que hacemos. Una voluntad de decir: no me rendiré”


Hace su lectura.

Y por suerte la tuya puede ser otra, y la mía otra. La poesía nos tiene que abrir mundos, no es novela negra donde hay un crimen, un arma, un asesino y un fugitivo. En los tres últimos libros hay cosas para despistar al lector, no quiero relatar un mundo perfecto sino que tengo que poner en juego todos mis conflictos y contradicciones pero no los míos, sino los que en mi cabeza de poeta entran en juego. Y es cuando cojo influencias y resonancias diferentes y los paso por mi filtro, con una lengua bastante tensada y trabajada, pero tampoco utilizo palabras muy extrañas. La extrañeza es la forma como las utilizo.

La lengua, que es la voz del misterio.

Sí, y también pasa con todos los libros que mucha gente te pregunta demasiadas cosas. Hay un componente de misterio, entendido como un concepto amplio: la poesía es evocación, es misterio, y por lo tanto no es un dos y dos dan cuatro, pueden dar diez, tres o infinito... La poesía es una pulsión y detrás hay una fe ciega en todo lo que hacemos. Una voluntad de decir: no me rendiré, no cambiaré mi forma de hacer, seguiré escribiendo así aunque no se me entienda. Porque si eres un autor comercial puedes pensar en tu público, pero como los poetas pertenecemos más a un ámbito folklórico o underground también tenemos mucha más libertad. Foix ya lo decía, que tenía la suerte de ser pastelero y de ganarse la vida con un oficio muy claro porque entonces todo su trabajo de lengua, expresión y radicalidad lo podía hacer con la poesía.

 

https://www.lavanguardia.com/cultura/20220117/7992989/meritxell-cucurella-jorba-poesia-abrir-mundos.html

 

 

 

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