Perejaume, el paisaje y las palabras



El artista publica 'Pagèsiques', un libro de libros, al mismo tiempo que expone una retrospectiva en La Pedrera donde reflexiona sobre los vínculos entre estética y naturaleza


Barcelona Redactor






Seguramente el término "mimesis" ha sido el que más ha influido en la historia del arte hasta que, ya en la modernidad (sobre todo, con la aparición de la fotografía en el siglo XIX), la estética se independiza de la naturaleza y reivindica su espacio propio, autónomo.
Para Aristóteles, imitar la naturaleza es el fin al que ha de aspirar toda actividad artística. Aunque Platón no ve la mimesis como algo importante – se trata tan sólo de la copia de la apariencia de las cosas y, por lo tanto, no nos acerca a las ideas -, la concepción estética se verá marcada por este concepto durante siglos y siglos. El mejor artista, el creador que pretende ser considerado un maestro, ha de reproducir lo más fielmente posible aquello que ve, que contempla. Pero, ¿qué pasaría si la obra de arte no fuera la representación del paisaje sino el paisaje mismo?
Perejaume lleva años investigando sobre los límites, difusos y discutibles, entre la naturaleza y la obra estética. Ahora, al mismo tiempo, presenta una retrospectiva en La Pedrera y publica Pagèsiques, un "libro de libros" que contiene versos y reflexiones entorno a esta cuestión.
Una de las piezas que mejor explica la nueva exposición de este creador, nacido en Sant Pol de Mar en 1957, e influenciado entre otros por Brossa o Miró, es Obra en préstamo, una piedra calcárea de la cantera de Somerset que el artista pidió en 1993 para exhibirla en el centro Amolfini de Bristol (la piedra que ahora utiliza en La Pedrera es de las mismas características que aquella). El título de la muestra también define muy bien el exceso de imágenes que, de alguna manera, denuncia con su trabajo: ¡Ay Perejaume, si vieras la acumulación de obras que te rodea, no harías ninguna más!
Por otro lado, el volumen editado por Edicions 62, con más de 500 páginas, está formado por los libros PagèsiquesEls arbresEls surosEl tallerBloc de notes, además de tres apéndices. Las páginas recorren un apuesta por ver en el paisaje palabras, escritura, creaciones que se desarrollan de forma rizomática.
El juego simbólico que encontramos en la montaña pasa de metáfora a signo. No se trata, como en la filosofía clásica, de imitar la naturaleza, sino de vivirla, de saber leerla para dejar de crear artificios entorno a ella. El trazo del valle es la verdadera pintura. De esta manera, nos dice el poeta que "en qualsevol significat/ en qualsevol paraula incomprensible/ sempre hi ha una estrella d'arbre".
El Montnegre ("una paraula negra i dreta"), lugar de trabajo e inspiración de Perejaume, aparece constantemente como una tela desde la que construir un discurso: "I veig el Montnegre escriure's, amb totes les muses de part seva, surós, airefí i rossinyorial". La pregunta sobre las fronteras, existentes o no entre la naturaleza y la obra, sigue con "La distinció entre la carn i la terra/entre les rels i les venes/I el cos d'amor del bruc florit". ¿A qué se dedica, entonces, el que compone? "Els escriptors polien i polien els camins/fins que, com unes vetes d'or/ els camins encegaven".
La vinculación con la tierra de Perejaume también le lleva a mostrarnos cómo el lenguaje ha ido adaptándose a algunas de nuestras renuncias y transformaciones: "També en diem fotre el camp, tant en el sentit d'anar-nos-en com en el sentit de fotre'l".
Perejaume avanza en el mismo sentido, y afirma: "El costum es fill de l'experiència/En un arbre hi ha moltes hores de feina/mai no les sabrem reproduir". Por ello, la construcción del creador va fluyendo con su entorno, en el tránsito, a través del diálogo con los elementos vivos con los que interactúa: "De vegades obro els ulls i l'obra fa la resta".
Aunque el artista exclama "Ah qui aconseguís parlar de la terra", como si no fuera posible, su dominio del lenguaje y de la etimología nos adentra en su cosmovisión: "... el traç i la traça es fessin expressius mútuament, sobre la paraula fem, la paraula ferm, l'escriptor sostenia la literatura únicament amb les fonts dels braços, a fi que li quedessin del tot lliures les mans per poder-la maniobrar".
Pagèsiques, pues, es una libro que va evolucionando a través de capas, en libros que, a su vez, van creciéndole dentro, con una organicidad propia de la naturaleza misma, para acabar preguntándose "Voleu un art de figuració profunda?". La respuesta de Perejaume no puede ser más clara: "Agafeu un quadrat de terra i planteu-lo de bosc".




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