Percusión dadaísta

Los Teatros del Canal presentan el viernes el Ballet Mécanique de George Antheil, escrito para diez percusionistas y cuatro pianos


Susana Gaviña / Madrid



Los Teatros del Canal acogen el primer concierto del Festival Konect@arte, promovido por el distrino de Chamartín y cuyo director artístico es Juanjo Guillem, miembro del grupo Neopercusión. Compuesto de tres conciertos —Mecanicusión, Antiqvacusión y Cuerpusión—, en el primero de ellos, que tendrá lugar el viernes, tomarán parte un total de 13 percusionistas procedentes de España —junto a Neopercusión actuará el grupo Amores—, México —Tambuco— y Turquía —los hermanos Dinzer y Soner Oçer—, y cuatro pianistas, los esapañoles Juan Carlos Garvayo e Isabel Puente, el australiano afincado en nuestro país Dunca Gifford y la serbia Ana Jovanovic. Todos ellos bajo la dirección de Sergio Alapont.
El programa incluye dos obras del percusionista cubano Amadeo Roldán —Ritmicas V y VI—, el estreno en España de la obra «Mono-Prism II» del japonés Maki Ishii, «considerado el sucesor de Takemitsu», matiza Guillem, y la interpretación de una de las obras capitales del siglo XX, el Ballet Mécanique, compuesta por George Antheil.
El «Bad Boy de la música»
Aunque en su título lleve la palabra ballet, no hay bailarines. «Ballet Mécanique» es una obra concebida para ser protagonizada por instrumentos mecánicos, muchos y muy variados. Desde pianos, a campanas eléctricas, pasando por hélices de aviones. Compuesta por George Antheil, el «Bad Boy de la música» del siglo pasado, como el propio compositor estadounidense se autoproclamó desde la portada de sus Memorias —y título escogido para esta segunda edición de Konekt@arte—, no está muy claro todavía qué fue primero, si la música o la película del mismo nombre.
Lo cierto es que la intención del proyecto era la calzar la música de Antheil en el filme dadaista, dirigido por el pintor Fernand Léger y el cineasta Dudley Murphy, que contaría además con la fotografía de Man Ray. Sin embargo, no parecieron ponerse de acuerdo en la duración, pues Anthiel realizó una partitura de 30 minutos para un filme de 16 minutos. No ha sido hasta la década de los 90 que finalmente ambas obras confluyeron y fueron presentadas juntas en un programa de la televisión sueca.
Si bien la versión de 1924 fue escrita para 16 pianos, cuatro percusionistas, tres xilofonos, un tam-tam, tres campanas eléctricas, una sirena y tres hélices, ante la dificultad de llevar a cabo su interpretación (en la National Gallery se hizo una exhibición en 2006), el propio Antheil realizó varias versiones distintas. La que se podrá disfrutar el viernes, menos mecánica, es la de 1953, con diez percusionistas y cuatro pianos, que ya interpretó hace década y media el Instrumental de Valencia. Irá acompañada, además, por la proyección del filme de Léger. «Alapont se encargará de que tanto la partitura como la película vayan al mismo tiempo», bromeó Guillem.
Los otros dos conciertos ofrecerán un maridaje entre culturas e instrumentos. En el primero, Antiqvacusión, el repetorio abarcará desde el Renacimiento al siglo XIX, incluyendo músicas procedentes de Mesopotamia, de los trovadores, chaconas y piezas del pueblo sefardí..., interpretadas de nuevo por Neopercusión, grupo residente del festival, junto a Mariví Blasco y el laúd de Juan Carlos de Múlder, entre otros. Será el 21 de julio en la Iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en Madrid. La última cita tendrá que esperar hasta después del verano. Bajo el nombre Cuerpusión, Neopercusión se implicará de lleno en la performance ideada por el artista Jaime del Val, en el que cada uno de los participantes llevará sobre sus cuerpo varias cámaras. «Vamos a jugar a ser objetos sonoros que producen música», subrayó Guillem. El concierto tendrá lugar en el Centro Cultural Galileo el 14 de septiembre.




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