Cultura: La increíble máquina aforística
El escritor e ingeniero informático Ginés S. Cutillas inventa un artefacto online que permite combinar palabras de forma aleatoria y con sentido
Barcelona Redactor
No es un secreto que el aforismo, gracias al uso masivo de redes sociales como twitter, vuelve a estar de moda. La frase corta – si tiene menos de 140 caracteres, mejor - el ingenio, el pensamiento punzante, el humor y la paradoja son algunos de los elementos que suelen funcionar en un género cultivado con maestría por Nietzsche, Baudelaire o Cioran. Pero ¿y si los pudiéramos crear de forma aleatoria, por azar, encontrando así nuevos sentidos inesperados?
Sólo alguien con la doble inteligencia (excelente autor de microrrelatos e ingeniero informático) de Ginés S. Cutillas podía afrontar el reto de crear un artefacto como La increíble máquina aforística, sueño de todo surrealista y que hoy, en abierto, está disponible para aquellos que tengan la firme convicción que la literatura, en esencia, es juego y sorpresa.
¿Qué es "La increíble máquina aforística"? ¿Cómo funciona?
Es un artefacto patafísico que combina palabras para fabricar aforismos bajo demanda y que utiliza como semilla un sustantivo y/o un adjetivo proporcionado por el usuario.
Se compone de una gramática y un léxico. La gramática cuenta con cierta cantidad de fórmulas típicas de los aforismos ("Los pequeños A hacen los grandes B", "Sé A, no B"…). El léxico es un glosario de palabras que crece y se mejora en su clasificación cuanto más se utiliza la máquina. Cada vez que un usuario introduce una palabra, el algoritmo comprueba si está en el diccionario. Si la encuentra, la combina con las que cree conveniente según una fórmula gramatical elegida aleatoriamente. Si no, la añade y la clasifica como singular/plural y masculino/femenino, y da la posibilidad a los usuarios de rectificar esta clasificación en el caso de que no sea correcta. Poco a poco, el diccionario crece de forma fiable y la posibilidad de relacionar dos o más términos, aparentemente discordantes, es más divertida y asombrosa.
En realidad, es un artefacto que ya pensaron los miembros del Oulipo…
Así es. Uno de ellos, Marcel Bénabou, planteó esta máquina a nivel teórico con algunas limitaciones que no he tenido en cuenta para darle más aleatoriedad a los resultados. Él, por ejemplo, agrupaba en tríos o cuartetos de palabras aquellas que podían ser falsos sinónimos (amor/cariño), antónimos (vida/muerte) o palabras agrupadas por el uso (nacimiento/inicio) para acotar un poco el aforismo resultante.
Dicho planteamiento teórico lo menciona Georges Perec en su ensayo Pensar/Clasificar y lo implementa más tarde, en un rudimentario programa de ordenador, otro oulipiano y patafísico llamado Paul Braffort, ingeniero y escritor entre otras muchas cosas.
Hace unos meses, el escritor y amigo Jesús Ortega me habló de la máquina que mencionaba Perec y, conocedor de mi condición de patafísico, me retó a que la programara dándole un aire más actual, aunque el magnífico interfaz diseñado por Tania Romo nos recuerde a máquinas de siglos pasados.
La Increíble Máquina Aforística aporta el uso bajo el paradigma del la web 2.0, donde son los propios usuarios los que alimentan el glosario de palabras, influyendo así en su comportamiento futuro, además del carácter internacional y multiusuario de la que la original carecía. Incorpora también un sistema de votación para elegir entre todos los aforismos más acertados.
Eres ingeniero informático y escritor. La relación entre matemáticas y literatura es más estrecha de la que normalmente pensamos
En mi caso sin duda, y en general muchos autores emplean principios matemáticos sin ser conscientes de ello, el más evidente quizá sea el principio del círculo de los relatos o los anidamientos de las historias. En mi libro de microrrelatos Un koala en el armario, se esconden arquetipos matemáticos como la recursividad, la combinatoria, el caos, la teoría de juegos, la teoría de conjuntos, los números complementarios…
El azar, aquí como en el surrealismo, es protagonista
Uno de los preceptos del Oulipo como grupo era que no pretendía fijar ninguna normativa artística, sólo proporcionar herramientas para la creación de la obra. El azar, entendido aquí como caos, arbitrariedad y falta de repetición de los patrones se ajusta perfectamente a ese espíritu.
Se trata de, según la tradición patafísica, solucionar problemas inexistentes…
Las máquinas patafísicas son aquellas cuya solución encierra el problema y viceversa, es decir, el planteamiento del problema ya de por sí no tiene sentido pero, aún así, el propio enunciado se empeña en resolverlo. Quizá el ejemplo más visual de esto sea La máquina más tonta del mundo donde la palanca que sirve para ponerla en marcha arranca el mecanismo que la apaga.
Estos artilugios no sirven más que para el desarrollo del ingenio. No es gratuito pues que tantos científicos se adscriban a este movimiento de inicios claramente literarios y tampoco que sea tan alto el grado de irreverencia hacia las normas y lo académico.
¿Crees que la idea de autor se debilita o se fortalece con este tipo de literatura lúdica?
El concepto de autor en este tipo de ejercicios literarios se difumina. Lo importante es la obra y quizá la frágil anécdota de que surgió mediante algún proceso automatizado.
El carácter azaroso de la máquina impide insuflar rigor a la obra que pueda producir. El aforismo resultante, en el caso de que pudiera tener sentido e incluso gozar de un mínimo de calidad, no puede trascender porque no hay un autor que lo respalde y le aporte legitimidad a través de su actitud ante la vida y las circunstancias concretas en las que transcurra.
Un aforismo no es sólo una frase lapidaria, esconde la doctrina del que lo escribe, el prisma que utiliza para ver el mundo. Si leemos los aforismos de Schopenhauer, por ejemplo, entenderemos esto. La imagen que tenemos de este autor se la debemos en gran parte a ellos y sólo en su pluma tienen sentido. Si se los asignáramos a otro escritor podrían resultar ridículos, ofensivos o incluso carecer de cualquier interés literario.
Has impartido cursos de microrrelato, género del que eres especialista. ¿Piensas que el discurso breve tiene más aceptación en la sociedad contemporánea por nuestra forma de vida?
Todo es una cuestión de formato. El concepto de libro de bolsillo se remonta a la invención de la imprenta y de la tipografía bastardilla que buscaba compactar el objeto libro para que fuera más cómodo de transportar. Antes de la imprenta, los libros eran grandes volúmenes que se apolillaban en bibliotecas privadas donde unos pocos elegidos accedían a ellos. Hoy en día, el medio más popular para la difusión de un texto tristemente no son los libros sino internet, lo que fija su tamaño ideal a lo que cabe en una pantalla. Estoy convencido de que el motivo de que el microrrelato esté en boga tiene mucho que ver con esto y con la gran cantidad de blogs que han surgido en torno a él.
Con twitter, y su limitación de caracteres, el aforismo vuelve a estar de moda
Si internet estuvo al alcance de todos a principios de este siglo potenciando el género del microrrelato, la aparición de los smartphones y su rápida aceptación por los usuarios, ha hecho que el nuevo formato sea aún más pequeño y pase de lo que cabe en una pantalla de ordenador a lo que cabe en una pantalla de móvil. Esto producirá sin duda un renacer del género aforístico.
Si a esto le añadimos el carácter ególatra de este tipo de usuarios (twitter, facebook, etc…) que necesitan una rápida retroalimentación por parte de sus seguidores, conseguiremos que una frase original e incisiva como es un aforismo se propague rauda y de forma exponencial en la red.
Como comentas, el proyecto nace en un entorno 2.0. ¿Piensas que en el terreno literario no se ha llegado, aún, a un cambio de paradigma?
La literatura es uno de los oficios más solitarios que existen, no creo que el paradigma 2.0 sea aplicable a una literatura de calidad. Lo que sí que potencia es la colaboración entre disciplinas y artistas: un relato puede acabar convertido en cortometraje, una novela en cómic, un ilustrador ofrecer sus servicios a un escritor o viceversa…
Al final, un aforismo, o un relato breve, es un juego de combinación de palabras, que nos divierten, nos hacen reflexionar o que nos conmueven por algún motivo. Al realizarlo de forma aleatoria, podría parecer que no se le da importancia al sentido…
Las máquinas patafísicas no pretenden infundir profundidad a nada. Son una forma gratuita de insolencia que sólo busca el ingenio por el ingenio. En este caso la importancia del sentido recae sobre el usuario que la utilice, es decir, éste será el encargado de dárselo y calibrar si el aforismo es realmente tan bueno como para guardarlo con el fin de que sea leído y votado por los demás.
¿Hemos caído en un exceso de funcionalidad en todo aquello a lo que dedicamos tiempo? ¿Qué importancia tiene la literatura en un contexto como el actual?
Creo que vivimos en la era de las prisas y del formato audiovisual: el consumidor de historias quiere resultados rápidos. La literatura de masas tendrá que adoptar nuevos canales y fundirse con otros medios de expresión si quiere sobrevivir. Un adolescente de hoy puede arañar dos horas de su tiempo e invertirlas en ver una película que le contará una historia que concluye, adornada con toda clase de efectos especiales. Sólo hay que ver la reinterpretación de los clásicos para las nuevas generaciones, pero no las empleará en comenzar una novela que seguramente dejará interrumpida ante cualquiera de los numerosos estímulos externos que recibe.
Lo importante para ellos es la historia y cómo se la cuentan, buscan la comodidad y la inmediatez dejando poco espacio a la imaginación. En una o dos generaciones todas las referencias literarias tendrán su imagen estándar asociada de forma inequívoca, dando lugar a un imaginario popular único donde no habrá lugar a la interpretación individual en perjuicio de la creación de futuros personajes y mundos literarios. Pero no nos alarmemos: la buena literatura, gracias a Poe, seguirá descansando sobre un buen manojo de papeles ambarinos.
http://www.lavanguardia.com/cultura/20120404/54281790158/maquina-aforistica.html
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