En La Boca, el video–arte se potencia con textos

ELODIE PONG. LA ARTISTA SUIZO–NORTEAMERICANA PROVOCA AL REVISAR ESTEREOTIPOS CON SUS TEXTOS Y VIDEOS



Tres muestras en Proa dialogan entre sí en distintos soportes y reúnen a artistas de cuatro continentes. "Art in the Auditorium III", "Of Bridges and borders" y "Cortar y pegar".

POR MERCEDES PÉREZ BERGLIAFFA, ESPECIAL PARA CLARIN





Todavía estoy aquí, en Saigón. Pero cuando estoy aquí, quiero estar allí. Y cuando estoy allí, sólo quiero volver a la jungla”, dice el personaje de la obra del libanés Jalal Toufic, uno de los trabajos exquisitos que pueden verse hasta el 6 de marzo en la Fundación Proa.
Es raro ver estas obras en Buenos Aires, ya que no se exponen con frecuencia en Sudamérica. Pero no son una sino tres, las muestras que se exhiben en Proa: Art in the Auditorium III (compuesta por videos experimentales de verdaderas estrellas del escenario internacional); Of Bridges and borders (“De puentes y fronteras”, obras interdisciplinarias de artistas internacionales contemporáneos), y Cortar y pegar (de artistas contemporáneos argentinos). Para contemplarlas durante horas, Proa acondicionó sus salas con pufs y sillas de todo tipo para sentarse a observar, a mirar. Especialmente en la planta baja, donde se exponen las video–obras de 9 artistas de China, Gran Bretaña, Chile, Turquía, Suiza, Nueva Zelanda y Noruega. Hoy Proa parece, más que una fundación de arte, varias salas de cine compiladas en una. Si decide ir, hágalo con tiempo, ya que es como ver varias películas juntas, unas tras otra, y siempre en el mismo espacio.
Muy recomendable es la poética “La leyenda de Ygg”, de la noruega Marthe Thorshaug. Basada en una leyenda sobre “los jinetes de la muerte”, las imágenes son planos–micro con muchísimo acercamiento a los detalles y de notable calidad. Así, las crines de los caballos, sus orejas, las luces que los iluminan por partes llevados a un tamaño de proyección gigante trasladan al espectador a una situación hipnótica y ajena.
Conviene observar la selección de trabajos del inglés Stephen Sutcliffe. “El jardín de Proserpina”, “Ven al puente” y “Te lo haremos saber”, son sólo algunas de sus obras expuestas. Creadas a partir del ensamble de fragmentos de películas viejas con bandas sonoras aparentemente inconexas, lo peculiar de la obra de Sutcliffe es que no utiliza sólo programas de video para realizarlas sino también otros programas visuales digitales, como por ejemplo, el photoshop. ¿El resultado? Una obra que excede lo estrictamente audiovisual y utiliza todos los recursos digitales disponibles. Y que tiene textos fuertes , que sólo se comprenden con las “nuevas” imágenes: “¡Lydia! ¡Qué carajo! ¡Usa medias rojas!”, comenta un protagonista.
En esta muestra de videos hay que prestar especial atención a los textos , porque algunos son bellos y otros, escandalosos; pero todos enganchan. Por ejemplo, “poseo el perturbador encanto de las cosas muertas que tienen una segunda oportunidad”, dice, vestida de oso panda, la protagonista de la obra de Elodie Pong. “De noche, todos los ruidos son más fuertes”, dice otra mujer en el video “Lucía, Luis y el lobo”.
Más allá de estas video–obras de Art in the Auditorium , usted no puede dejar de ver, en las otras salas de Proa, los trabajos “Una casa digestiva para un piso patera de Lavapiés”, de Josep-María Martin; y “Collages de Ur” de Thomas Hirschhorn, ambas obras dentro de Of Bridges and borders . Eso sí: la obra de Hirschhorn puede herir susceptibilidades, dado que muestra fotos de decapitados, heridos y ultrajados, de una manera ultra–real. Cada una va pegada a otra imagen de una modelo, como para acentuar el contraste.




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